El Papa recordó que el hombre de la parábola representa al propio Jesucristo, y los siervos, son los discípulos, mientras que los talentos, son los dones que Jesús les confía. “Esos dones además de la calidad natural, representan las riquezas que el Señor Jesús nos dejó en herencia: su Palabra, el Bautismo, la oración, y su perdón. En una palabra: el Reino de Dios, que es Él mismo, presente y vivo entre nosotros”, indicó.
También explicó que la actitud equivocada es la del miedo. “El siervo que tiene miedo de su patrón y teme el regreso, esconde la moneda bajo tierra no produciendo ningún fruto”, señaló.
“Esto sucede, por ejemplo, a quien habiendo recibido el Bautismo, la Comunión y la Confirmación, entierra después tales dones bajo un manto de prejuicios, bajo una falsa imagen de Dios que paraliza la fe y las obras, llegando a traicionar las expectativas del Señor”, advirtió.
“¡Sí, lo que Cristo nos ha donado se multiplica donándolo! Es un tesoro nacido para ser utilizado, invertido, compartido con todos, como nos enseña ese gran administrador de talentos de Jesús que fue el apóstol Pablo”, manifestó.
Esta enseñanza que nos ofrece el evangelio de hoy, aparece reflejada en el plano histórico-social, promoviendo en las poblaciones cristianas una mentalidad activa y empresarial recordando que siempre prevalece el mensaje central que tiene que ver con el espíritu de responsabilidad con el que hay que acoger el Reino de Dios: “responsabilidad hacia Dios y hacia la humanidad”.
Tras el rezo del Ángelus y el responso por los fieles difuntos, Benedicto XVI recordó que el próximo 21 de noviembre –memoria litúrgica de la Presentación de María Santísima al Templo- se celebra la Jornada pro Orantibus para las comunidades religiosas de clausura. “Agradezco al Señor por los hermanos y hermanas que han abrazado esta misión dedicándose totalmente a la oración viviendo de cuanto reciben de la Providencia. Oremos por ellos y por las nuevas vocaciones, y comprometámonos en ayudar a los monasterios en sus necesidades materiales. Queridos hermanos y hermanas, vuestra presencia en la Iglesia y en el mundo es indispensable”, indicó.
Benedicto XVI también recordó a quienes han fallecido en accidentes de tráfico, pidiendo la oración para las víctimas y sus familiares. En su saludo en español se dirigió a los hispanohablantes “que participan en esta oración mariana y a aquellos que se unen a la misma a través de la radio y la televisión. Os invito a hacer fructificar los dones que el Señor ha derramado generosamente en vuestros corazones, acogiendo el designio salvador de Dios en vuestra vida personal, familiar y social. Que a ello os ayude la maternal intercesión de la Santísima Virgen María, fiel discípula de su Hijo.
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