Don Honorio en Coria

“HOMBRE DE EXCELSAS VIRTUDES Y SANTIDAD”

55 años residió en Coria. Tiempo de conocimiento, de servicio y aprecio Los ciudadanos se fueron percatando y valorando sus cualidades humanas y sacerdotales. Él, ejerciendo su ministerio con ejemplar testimonio; su labor conocida y estimada, su figura de servidor pero con la preferencia a los pobres se fue acrecentando y consolidando y, era lógico, sus sentidas predicaciones, sus edificantes celebraciones, las fructuosas confesiones, el amor hecho servicio a la Santísima Virgen de Argeme, Llegaba y calaba en la mente y corazón de los corianos.

Fueron tantas las cosas buenas, que la voz del pueblo se hizo llegar al Ayuntamiento y, éste, acogió, valoró y procedió colocando certeramente en la lápida de su tumba la siguiente inscripción: “HOMBRE DE EXCELSAS VIRTUDES Y SANTIDAD”, e igualmente la calle dedica a él como póstumo homenaje de gratitud. Felicito al pueblo y corporación que, el 6 de Septiembre de 1965 acordó y plasmó tan hermosa y real inscripción. Karpínt, me ha facilitado amablemente la presente fotografía. Expresa su realidad personal de sencillez, bondad y unción espiritual. En su Catedral, en nuestra Catedral, en la que sus manos fueron ungidas con el santo crisma el 12 de Marzo de 1910. Desde la que tantas veces bendijo a los fieles.

El 15 de Agosto de 1965 fue llamado para la casa del Padre. Desde ese día,, fecha de su muerte; la zona de Osorio es muy distinta. El progreso ha sido maravilloso. Hoy tiene una Parroquia creada jurídicamente en el con un elevado número de feligreses, con un Párroco joven, bien preparado y un dinamismo maravilloso en la pastoral. Para él y, todas las personas que trabajan en la pastoral de enfermos, de misiones, de mayores, con los equipos de matrimonios, de juventud, de catequistas, de carita, del voluntariado, en el canto y ornamentación, en tantos detalles y tan necesarios en la parroquia, IMPARTA SU BENDICIÓN DESDE EL CIELO PARA TODOS. Para que la bendición del “siervo bueno y fiel” los fortalezca, los llene de alegría y ánimo en sus tareas; que Ella les haga ver y se gocen de que son “enviados del Señor”; que se consideren “útiles en las manos del Señor”; que vivan su vocación de servicio, que es “enteramente necesaria en la misión de la Iglesia” y, que “son destinado al apostolado por el mismo Señor” (Concilio Vaticano II. Decreto sobre los seglares).

Que su generosa bondad con todos los que se encontró y compartió la vida; ahora la derrame con su BENDICIÓN DESDE EL CIELO, para todos los fieles que se esmeran en vivir la fe y, para los que la tiene! pero, no la viven con intensidad, que la hagan vida en su vida.

Son muchas, o todas, las que al entrar en el santo cementerio pararán ante su tumba, depositaran el ramo de flores, el velón y la oración, para ir después, junto a sus seres queridos, también con la flor, la vela y la oración de su corazón para los que amaron y siguen sin olvidar. Su mano, que tantas veces la alzó para bendecir, ¡hágalo querido D. Honorio!, BENDÍGALOS, porque le quisieron y le siguen queriendo.

Bartolomé Matías Sánchez