El Obispo, Don Francisco, en la homilia recordó que los consagrados no son mejores que nadie, son personas que responden de manera particular al amor único y especial con que Dios les ama. Además añadió que Sor Georgina, al ser llamada a la vida contemplativa hace de Cristo Jesús Resucitado no solo el centro de su vida sino su vida misma. Y terminó recordando al Santo Cura de Ars cuando afirmaba que "perderse a Jesucristo es perderse lo mejor de la vida", y los consagrados y muchos laicos, han elegido vivir la vida a tope, optando por lo único que mejece la pena ser vivido: Jesús el Señor.
martes, 1 de abril de 2008
Profesión Temporal de Sor Georgina
El día 29 de marzo tuvimos la gracia de acompañar a la hermana Georgina Ndunge, natural de Kenia, que después del periodo de formación y noviciado viviendo con las hemanas contemplativas de clausura del convento de la Madre de Dios, en Coria, de la Tercera Orden Regular Franciscana, delante del Obispo y de la comunidad eclesial, con sus manos entre las de la Abadesa del Convento, Sor Argeme, pronunción la fórmula de profesión temporal.
El Obispo, Don Francisco, en la homilia recordó que los consagrados no son mejores que nadie, son personas que responden de manera particular al amor único y especial con que Dios les ama. Además añadió que Sor Georgina, al ser llamada a la vida contemplativa hace de Cristo Jesús Resucitado no solo el centro de su vida sino su vida misma. Y terminó recordando al Santo Cura de Ars cuando afirmaba que "perderse a Jesucristo es perderse lo mejor de la vida", y los consagrados y muchos laicos, han elegido vivir la vida a tope, optando por lo único que mejece la pena ser vivido: Jesús el Señor.
El Obispo, Don Francisco, en la homilia recordó que los consagrados no son mejores que nadie, son personas que responden de manera particular al amor único y especial con que Dios les ama. Además añadió que Sor Georgina, al ser llamada a la vida contemplativa hace de Cristo Jesús Resucitado no solo el centro de su vida sino su vida misma. Y terminó recordando al Santo Cura de Ars cuando afirmaba que "perderse a Jesucristo es perderse lo mejor de la vida", y los consagrados y muchos laicos, han elegido vivir la vida a tope, optando por lo único que mejece la pena ser vivido: Jesús el Señor.
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