El viernes a las 7 de la tarde Don Francisco confirmó a 10 chicos en nuestra parroquia de San Ignacio. En la homilia les dijo tres ideas muy claras:
1.- Merece la pena seguir a Jesucristo porque es el único ideal que nunca cae y nadie ni nada puede destruir. Jesucristo siempre "entierra a sus enterradores". Y nos ponía el testimonio de Ciara Lubic, fundadora de los focolares, que vivió la segunda guerra mundial en su localidad, en Trento (Italia). Al finalizar la guerra reunidas con otras chicas comprobaron que las bombas habían destruído todos sus ideales: familia, porque ya no sabían donde estaban o habían muerto; matrimonio, porque los novios ya no se sabía que había pasado de ellos; estudios, porque las bombas destruyeron la universidad; negocios, porque las fábricas y todo estaba derruido... Sólo quedaba en pie Jesucristo y su evangelio.
2.- Jesucristo está en la Iglesia y la Iglesia nos muestra y nos entrega a Jesucristo. A veces la Iglesia es como un papel de estraza, malo, estropeado... pero que contiene dentro el mayor tesoro, el ideal que nunca acaba: Jesucristo. No podemos renunciar a la Iglesia. Y nos puso el testimonio de la madre Teresa de Calcula, cuando en una ocasión se le acercó un periodista y le preguntó, no sin poca picardía, por las dos cosas que cambiaría en la Iglesia; ella le miró a los ojos y le dijo, primero me cambiaría a mí misma (todos somos pecadores y tenemos defectos) y luego trataría de cambiarle a usted. Todos somos Iglesia y no podemos renunciar a ella, sino más bien tratar de cambiarnos para parecernos a Jesucristo.
3.- No dejemos de participar en las actividades de la Iglesia, porque lo que nos enseña es a ser buenas personas, a perdonar, a tener misericordia. Y nos decía el testimonio de las hijas de Aldo Moro, que después de ser asesinado su padre, ellas perdonaron a sus asesinos, y en la rueda de prensa dijeron que eso es que les había enseñado Jesucristo en su Iglesia.
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