Un grupo de caurienses acompañados por el obispo de la diócesis, Francisco Cerro Chaves, giraron visita para entablar lazos familiares y de amistad con los vecinos de la localidad zamorana de Alcoreses, distante 10 kilómetros de la capital, y que desde hace 1.148 años durante el reinado del rey Ordoño I, hubieron de salir por diversas razones de la ciudad de Coria estableciéndose en tierras asturianas y leonesas, donde fundaron el pueblo de Coreses en Zamora. Esta visita coincidió con la fiesta de Las Águedas, motivo por el cual la jornada contó con un tinte especial y colorido.
Los visitantes fueron recibidos por la Corporación Municipal en pleno en el Ayuntamiento donde el alcalde de Coreses, Ángel Crespo Ortiz, les dio la bienvenida congratulándose de establecer lazos familiares y de amistad con quienes durante tantos años formaron un solo alma y un solo corazón y que por diversas circunstancias se fueron de Coria.
El obispo, tras manifestar que se trataba únicamente de una visita de iglesia a iglesia, tuvo palabras de agradecimiento a la corporación coresina por el trato recibido e hizo votos para que estos contactos se lleven a cabo con más frecuencia. Posteriormente, en el templo de La Asunción tuvo lugar una eucaristía concelebrada y presidida por Francisco Cerro, que contó con la presencia del párroco de la localidad, Jesús Calvo Prieto y del canónigo de la S.I. Catedral de Zamora, José Muñoz Miñambres, y con presencia masiva de Las Águedas, quienes en el tradicional acto protocolario recibieron del alcalde el bastón de mando para que en estos días de fiestas sean las mujeres las verdaderas protagonistas. También recibieron cada una de las mujeres que forman la Asociación de las Aguereras un ramo de flores de manos del primer edil municipal y del resto de la corporación. El acto religioso contó con el canto del coro parroquial.
Fiesta de hermandad
En la homilía el Obispo destacó en primer lugar la figura de Santa Águeda que fue mujer mártir y feliz. En segundo lugar, dijo el Obispo, esta mujer nos enseña la dignidad de la mujer diciendo que «detrás de un hombre, hay siempre una gran mujer». Y finalmente, dijo, que ésta era una fiesta para la hermandad de los pueblos fomentando la convivencia.
Finalizado el acto religioso y en las puertas del templo parroquial tuvo lugar el tradicional baile de las Aguereras al son del tamboril y de las dulzainas. El cortejo se encaminó posteriormente a la casa de las mayordomas donde fueron agasajados con los dulces típicos de la localidad, donde destaca el tradicional «bollo de hoja».
Tras la comida de hermandad, que tuvo lugar en el antiguo convento, hoy convertido en un lujoso hotel de cuatro estrellas conocido popularmente como 'El Versalles Corosino', en la casa de la cultura, con masiva presencia de corosinos, el historiador Miguel Iglesias Hernández, dio una documentada conferencia histórica sobre los lazos sanguíneos que unen a Coria y Coreses, además de hacer un repaso de la historia de Coria, que es la historia de Coreses, dijo, de las culturas y personajes importantes que por Coria pasaron, sin olvidar la figura de Juan Calabacillas, bufón del rey Felipe IV y que fue inmortalizado por Velázquez en sus cuadros.
En este acto también intervino el profesor e historiador Cecilio Vidales Pérez, gran conocedor de la historia de Coreses y que tiene varios libros sobre esta localidad zamorana hermana de Coria. Destacó Vidales Pérez el cultivo de la vid en la zona traído por los mozárabes venidos del sur de la península.
Los asistentes fueron obsequiados con las obras escritas sobre la ciudad de Coria por Miguel Iglesias Hernández así como postales conmemorativas de este evento con lo más significativo de estas dos ciudades.
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